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La Doctrina Búdica de la Tierra Pura

La Doctrina Búdica de la Tierra Pura

por JEAN ERACLE

SEGUNDA PARTE :: EXTRACTOS DE LOS «TRES SÛTRA»

Sección III. El «Gran Sûtra del Buddha de la Vida Infinita»
(Maha-Sukhâvatî-Vyûha-Sûtra)

EL «GRAN SÛTRA DEL BUDDHA DE LA VIDA INFINITA»

El «Gran Sûtra» empieza con una grandiosa visión. Buddha Sâkyamuni habita en el Pico de los Buitres, cerca de Râjagriha, rodeado de una multitud de discípulos y de Bodhisattva. De pronto su cuerpo aparece transparente y luminoso. La asamblea se ve atravesada por un estremecimiento de alegría.

En eso, todos los sentidos del Venerado del Mundo empezaron a irradiar de felicidad y su belleza alcanzó la pureza absoluta. Y su rostro de luz, lo sublime.

El Venerable Ananda, percibiendo la divina intención de Buddha, se levantó de su asiento, descubrió su hombro, se arrodilló respetuosamente, juntó sus manos y, tomando la palabra, dijo a Buddha:

«Hoy, todos los sentidos del Venerado del Mundo irradian de felicidad y su belleza es perfectamente pura. Sublime es su rostro de luz. Como el destello de un espejo puro, su presencia penetra por todas partes, por fuera y por dentro.

La majestad de su aspecto resplandece hasta superar la luz del sol.

Jamás se había visto nada tan maravilloso hasta ahora.

Sí, Gran Sabio, este es el pensamiento de mi corazón:

¡Hoy, el Venerado del Mundo reside en la Ley Única y Maravillosa!

¡Hoy, el Héroe del Mundo reside en el Asiento de Buddha!

¡Hoy, el Ojo del Mundo reside en la Vía más sublime! ¡Hoy, el Venerado de los dioses transmite la cualidad de Tathâgata!

Los Buddha del pasado, del presente y del porvenir se contemplan unos a otros: ¿puede ser que Buddha no vea ahora a todos los Buddha?

Si no, ¿cómo logra que su íntima naturaleza sea tan majestuosa y brille con tal claridad?»

Entonces, el Venerado del Mundo respondió a Ananda diciéndole:

«¿Son los dioses quienes te han enseñado a interrogar a Buddha, o es en virtud de tu propia inteligencia como le inquieres sobre la majestad de su rostro?»

Respondió Ananda a Buddha:

«Ningún dios ha venido a enseñarme. Sólo por mí mismo he querido indagar.»

Dijo Buddha:

«¡Es verdaderamente excelente, oh Ananda! Tu pregunta me gusta mucho.

Has expresado una profunda sabiduría y una comprensión ciertamente maravillosa. Has preguntado por compasión hacia la multitud de seres vivos.

Mediante una compasión sin límites es como el Tathâgata acoge en su piedad a los Tres Reinos.

He aquí por qué aparece en el mundo: para poner en evidencia las enseñanzas de la Vía con el deseo de salvar al ingente número de criaturas comunicándoles la verdadera felicidad.

Durante infinitos centenares de millones de Kalpa, encontrarlo es difícil, ver a un Buddha es difícil. Tan difícil como ver florecer la higuera Udumbara.

Ahora cambiaré por completo el corazón de todos los seres, tanto de los humanos como de los celestes.

Ananda, debes saber lo difícil que es medir esta sabiduría que es el Perfecto Despertar del Tathâgata, lo difícil que es evaluar su poder de guiar a los seres. Su visión profunda no puede ser captada ni encasillada.

Por eso, con la fuerza de una única comida, es capaz de mantener su vida durante cien mil millares de Kalpa sin medida ni número. Y en todo ese tiempo, la felicidad que emana de sus sentidos no desaparece, su belleza no cambia ni su rostro de luz se altera.

¿Y por qué?

Porque el Tathâgata posee una concentración y una sabiduría infinitas. En toda cosa ha logrado ser libre en sí mismo.

Oh Ananda, escúchame con atención, porque es ahora cuando te voy a entregar mi enseñanza.»

Sâkyamuni explica entonces a Ananda que en la muy lejana época del Buddha Lokesvararâja hubo un rey que se hizo monje con el nombre de Dharmâkara.

Un día que Dharmâkara se encontraba en su presencia, Lokesvararâja le enseñó la doctrina de las Tierras Puras. Transportado de entusiasmo, Dharmâkara comenzó a meditar largamente sobre esa doctrina. Concibió el pensamiento de llegar a Buddha y pronunció los Grandes Votos Originales.

El monje Dharmâkara dijo al Buddha Lokesvararâja:

«Ten únicamente la bondad de escucharme con atención, porque ahora voy a exponer cuál es mi Voto:

1. Si, llegado a Buddha, hay en mi Tierra infiernos, espíritus hambrientos y nacimientos animales, no quiero Perfecto Despertar .

2. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses al acabar su vida deben volver a los Tres Malos Destinos, no quiero Perfecto Despertar.

3. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses no son todos del color del oro, no quiero Perfecto Despertar.

4. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses no tienen todos la misma belleza y el mismo color, sino que unos son bellos y otros feos, no quiero Perfecto Despertar. [1]

5. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses no son capaces de discernir sus existencias pasadas ni alcanzan a conocer los acontecimientos de, al menos, cien mil veces mil millones de Kalpa, no quiero Perfecto Despertar .

6. Si, llegado a Budda, en mi Tierra los hombres y dioses no consiguen el Ojo divino ni alcanzan a ver cien mil veces mil millones de Tierras de Buddha, no quiero Perfecto Despertar.

7. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses no consiguen la Oreja divina ni alcanzan a escuchar lo que enseñan cien mil veces mil millones de Buddha, si no conocen esto perfectamente ni lo guardan en la memoria, no quiero Perfecto Despertar.

8. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses no logran la facultad de ver en el corazón de los demás ni alcanzan a conocer el pensamiento del corazón de la multitud de seres en cien mil veces mil millones de Tierras de Buddha, no quiero Perfecto Despertar.

9. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses no logran el Pie divino ni alcanzan a recorrer, en el espacio de un pensamiento, cien mil veces mil millones de Tierras de Buddha, no quiero Perfecto Despertar. [2]

10. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses hacen brotar pensamientos de deseo y experimentan apegos respecto a su propio cuerpo, no quiero Perfecto Despertar.

11. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses no residen en la Asamblea de los Seguros[3] ni alcanzan necesariamente el Nirvâna, no quiero Perfecto Despertar.

12. Si, llegado a Buddha, el fulgor de mi luz puede ser medido hasta el punto de no llegar a iluminar, al menos, cien mil veces mil millones de Tierras de Buddha, no quiero Perfecto Despertar.

13. Si, llegado a Buddha, la duración de mi vida puede ser medida hasta el punto de ser inferior a cien mil veces mil millones de Kalpa, no quiero Perfecto Despertar.

14. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los discípulos pueden ser contados y todos los Buddha-para-sí de, al menos, tres mil grandes millares de mundos pueden conocer su número, incluso contándolos atentamente durante cien mil Kalpa, no quiero Perfecto Despertar.

15. Si llego a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses no serán capaces de señalar un límite a su existencia, salvo aquellos cuya vida es larga o breve en virtud de su Voto Original;[4] si no es así, no quiero Perfecto Despertar .

16. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses oyen, aunque sólo sea el nombre, de lo que no está bien, no quiero Perfecto Despertar.

17. Si, llegado a Buddha, todos los Buddha sin número de los mundos de las diez direcciones no predican ni alaban por completo mi Nombre, no quiero Perfecto Despertar.

18. Si, llegado a Buddha, todos los seres vivos en las diez direcciones que, de todo corazón, se regocijan con la fe y desean renacer en mi Tierra no renacen en ella, incluso con sólo diez pensamientos, no quiero Perfecto Despertar.

No hablo de aquellos que cometen las cinco faltas imperdonables o maldicen de la Buena Ley.

19. Si, llegado a Buddha, todos los seres vivos en las diez direcciones declaran la dedicación de todos sus méritos con vistas a alcanzar el Despertar y, de todo corazón, emiten el voto de renacer en mi Tierra; si en el momento de su muerte no aparezco ante ellos rodeado de una multitud de asistentes, no quiero Perfecto Despertar.

20. Si, llegado a Buddha, todos los seres vivos en las diez direcciones que al oír mi Nombre dirigen su pensamiento hacia mi Tierra, cultivan la Fuente de todas las Virtudes y, de todo corazón, desarrollan el deseo de renacer en mi Tierra, no obtienen ese efecto, no quiero Perfecto Despertar.

21. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses no están perfectamente dotados de los treinta y dos signos del Gran Hombre, no quiero Perfecto Despertar.

22. Si llego a Buddha, todos los Bodhisattva de las Tierras de Buddha de las demás direcciones que nazcan en mi Reino, alcanzarán necesariamente el estado de quien no renace más, que una vez ;[5] superarán a quienes avanzan por el terreno de las prácticas ordinarias, se ejercitarán en la «Presencia Inmediata» y practicarán las virtudes de la Bondad Universal; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

No hablo de aquellos que se manifestarán por sí mismos en virtud de su Voto Original, revestirán la armadura del Voto Universal con vistas a la salvación de todos los seres, acumularán méritos con el objetivo de liberarlos y, paseándose a través de todas las Tierras de Buddha, desarrollarán las actividades de los Bodhisattva presentando ofrendas a todos los Buddha Tathâgata y allí enseñarán a seres tan numerosos como las arenas del Ganges, despertándolos a la insuperable Vía de la Verdad.

23. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los Bodhisattva al recibir los poderes divinos de un Buddha no son capaces de recorrer, en el espacio de una comida, cien mil veces mil millones de Tierra de Buddha para presentar ofrendas a todos los Buddha, no quiero Perfecto Despertar. [6]

24. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los Bodhisattva que quieran manifestar sus virtudes en presencia de todos los Buddha carecen, en contra de su deseo, de todo el material necesario para las ofrendas que anhelan hacer, no quiero Perfecto Despertar.

25. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los Bodhisattva no son capaces de comunicar el Omniconocimiento, no quiero Perfecto Despertar.

26. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los Bodhisattva no logran el cuerpo diamantino de Narâyâna, no quiero Perfecto Despertar.

27. Si, llegado a Buddha, mientras los hombres y dioses en mi Tierra, así como la totalidad de las diez mil cosas absolutamente puras, luminosas y bellas, distinguiéndose unos de otros por su forma y color, serán tan finos y maravillosos que resultará imposible definirlos y medirlos, los seres vivos pueden determinar su nombre y número sin haber obtenido el Ojo divino, no quiero Perfecto Despertar.

28. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los Bodhisattva, tanto como aquellos de escasa virtud, no consiguen ver la luz sin medida del Árbol del Despertar cuya forma supera los cuatro millones de leguas, no quiero Perfecto Despertar.

29. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los Bodhisattva, tras haber recibido y estudiado la doctrina de los Sûtra, haberla recitado, aprendido y enseñado, no logran la habilidad dialéctica ni la sabiduría, no quiero Perfecto Despertar.

30. Si, llegado a Buddha, puede señalarse un límite a la sabiduría y a la habilidad dialéctica de los Bodhisattva que habiten en mi Tierra, no quiero Perfecto Despertar.

31. Si llego a Buddha, mi Tierra de Pureza, al permitir la clara visibilidad de todos los innumerables e indescriptibles mundos de Buddha en las diez direcciones, se les verá tan fácilmente como se puede ver el propio rostro en un espejo brillante; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

32. Si llego a Buddha, desde la tierra hasta la bóveda celeste, los palacios y salones, pabellones y templos, estanques y arroyos, flores y árboles, las diez mil cosas que hay sobre la tierra, todo ello estará compuesto de variadas e innumerables joyas y de cien mil especies de perfumes; sus adornos extraordinariamente maravillosos superarán todo lo humano y divino; la exhalación de sus perfumes se propagará por los mundos de las diez direcciones; los Bodhisattva, al percibirlos, desarrollarán al unísono las actividades de un Buddha; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

33. Si llego a Buddha, todos los seres vivos de los innumerables e indescriptibles mundos de Buddha en las diez direcciones, cuando la claridad de mi luz envolvente toque sus cuerpos, poseerán un cuerpo y un espíritu más ágil que los de los hombres y los dioses; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

34. Si, llegado a Buddha, todos los seres vivos de todos los innumerables e indescriptibles mundos de Buddha en las diez direcciones oyen mi Nombre y no obtienen el grado de Aguante de los Bodhisattva llamado «Sin Nacimiento», así como profundas e importantes Dhâranî, no quiero Perfecto Despertar.

35. Si, llegado a Buddha, en los innumerables e indescriptibles mundos de Buddha en las diez direcciones hay mujeres[7] que escuchan mi Nombre experimentando gozo, creen en él con alegría y emiten el Pensamiento del Despertar con insatisfacción por su condición femenina; si, tras el final de su vida, toman de nuevo el aspecto de mujer, no quiero Perfecto Despertar.

36. Si llego a Buddha, todos los Bodhisattva de todos los innumerables e indescriptibles mundos de Buddha en las diez direcciones que hayan escuchado mi Nombre alcanzarán, tras el final de su vida, habiendo tenido siempre actividades puras, el estado de Buddha; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

37. Si llego a Buddha, todos los hombres y dioses de todos los innumerables e indescriptibles mundos de Buddha en las diez direcciones que, al escuchar mi Nombre, se prosternen con todo su cuerpo en tierra, inclinen la cabeza hasta el suelo y me dediquen un culto[8] , a aquellos que, en la alegría y el arrebato experimenten una fe gozosa y desarrollen las actividades de un Bodhisattva, no habrá dios ni hombre que no les muestre su respeto; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

38. Si llego a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses conseguirán los vestidos que, en su pensamiento, hayan imaginado; su cuerpo se mostrará naturalmente revestido de hábitos maravillosos, de un modelo conforme a la enseñanza de Buddha; si debieran coserlos, tenderlos o lavarlos, no quiero Perfecto Despertar.

39. Si, llegado a Buddha, en mi Tierra los hombres y dioses por el hecho de recibir rápidamente la felicidad no son como monjes liberados de todo dolor, no quiero Perfecto Despertar[9] .

40. Si llego a Buddha, en mi Tierra los Bodhisattva contemplarán cuando quieran las maravillosas Tierras Puras sin número de los Buddha en las diez direcciones; cuando lo anhelen, las verán todas claramente, hasta sus árboles de joyas; las verán como si contemplaran su propio rostro en un espejo brillante; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

41. Si, llegado a Buddha, todos los Bodhisattva de los mundos de las demás direcciones que oigan mi Nombre no poseen todos los órganos de los sentidos ni son perfectos, no quiero Perfecto Despertar.

42. Si llego a Buddha, todos los Bodhisattva de los mundos de las demás direcciones que escuchen mi Nombre, lograrán el Samâdhi de la Pura Liberación; permaneciendo en este Samâdhi, harán ofrendas en el tiempo de emitir un pensamiento a todos los innumerables e indescriptibles Buddha Venerados del Mundo, y su pensamiento no se distraerá; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

43. Si llego a Buddha, todos los Bodhisattva de los mundos de las demás direcciones que oigan mi Nombre, al finalizar su vida renacerán en una familia noble; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

44. Si llego a Buddha, todos los Bodhisattva de los mundos de las demás direcciones que oigan mi Nombre, saltarán de gozo y, desarrollando las actividades de un Bodhisattva, producirán abundantes virtudes; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

45. Si llego a Buddha, todos los Bodhisattva de los mundos de las demás direcciones que oigan mi Nombre lograrán el Samâdhi en el que todo se ve de modo ecuánime; permaneciendo en este Samâdhi, alcanzarán el estado de Buddha y verán constantemente a todos los Tathâgata innumerables e indescriptibles; si no es así, no quiero Perfecto Despertar.

46. Si llego a Buddha, en mi Tierra los Bodhisattva llegarán a percibir con naturalidad las doctrinas que tengan el deseo y la voluntad de escuchar; si no fuera así, no quiero Perfecto Despertar.

47. Si, llegado a Buddha, todos los Bodhisattva de los mundos de las demás direcciones que escuchen mi Nombre no consiguen el estado del que ya no se vuelve atrás, no quiero Perfecto Despertar.

48. Si, llegado a Buddha, todos los Bodhisattva de los mundos de las demás direcciones que escuchen mi Nombre no consiguen el primero, el segundo y el tercer grado de Aguante de la Ley ni son capaces, en virtud de la Ley de todos los Buddha, de alcanzar el estado del que ya no se vuelve atrás, no quiero Perfecto Despertar.»

Dijo Buddha a Ananda:

«Entonces, el monje Dharmâkara, tras haber formulado estos Votos, pronunció los siguientes poemas:

1. “Yo he establecido un Voto que supera al mundo;
Absolutamente quiero alcanzar el Despertar insuperable.
Si ese Voto no se cumple por completo,
Prometo no aceptar el Despertar de la Igualdad[10] .

2. Si en un Kalpa infinito
No me convierto en un gran dispensador
Salvando, con creces, a todo el que yazca en el sufrimiento y la miseria,
Prometo no aceptar el Despertar de la Igualdad.

3. Cuando haya alcanzado el estado de Buddha,
Si mi Nombre no atraviesa los diez cuadrantes
Y si, aboliendo todo límite, no es escuchado,
Prometo no aceptar el Despertar de la Igualdad.

4. Rechazando las pasiones, penetrando el verdadero pensamiento,
Progresaré rápida y silenciosamente en la Pura Sabiduría
Resuelto a lograr el Despertar Insuperable,
Y seré el Maestro de dioses y hombres.

5. Por mi divino poder se extenderá una gran luz
Que brillará, generosa, sobre tierras sin límites.
Apartando las tinieblas de las Tres Impurezas,
Su resplandor salvará a la doliente multitud.

6. Ella hará que se abra el Ojo del Conocimiento profundo
Y destruirá la oscuridad del ojo enturbiado.
Cerrará toda mala vía
Y abrirá el camino que conduce a la felicidad.

7. Por completo colmada de la felicidad del mérito,
Mi Luz majestuosa iluminará a los diez cuadrantes,
Tornando oscura a la del sol y de la luna,
Eclipsando la claridad de los cielos.

8. Abriendo a todos el Tesoro de la Ley,
Distribuiré generosamente las joyas del mérito
En el centro constante de una inmensa multitud,
Proclamé para mis discípulos la enseñanza de la Ley.

9. Presentaré ofrendas a todos los Buddha.
Con suficiencia daré a las multitudes la Fuente de las Virtudes[11] .
Cumpliendo hasta el final la sabiduría de mis Votos,
Lograré ser un héroe para los Tres Mundos.

10. Puesto que la ilimitada sabiduría de Buddha
Se acompaña de la acción que todo lo penetra,
La fuerza del mérito de mi Voto
Será la misma que la del Supremo Venerado.

11. Si este Voto fructifica,
¡Que, en respuesta, el gran universo se ponga a temblar!
¡Que del seno del espacio los dioses y los hombres
Hagan llover, ahora, preciosas y maravillosas flores!”».

Dijo Buddha a Ananda:

«Cuando el monje Dharmâkara hubo terminado estos poemas, la gran tierra se puso a temblar de seis maneras. Los dioses hicieron llover flores maravillosas que se derramaron sobre él. En el cielo se escuchó un melodioso sonido que proclamaba este elogio: “¡Tú alcanzarás con certeza el Supremo y Perfecto Despertar!”

Entonces, el monje Dharmâkara, tras haber expuesto completamente estos Grandes Votos, se mostró diligente más allá de toda medida. Mantuvo durante su vida una profunda ventura y la calma del Nirvâna.

Oh Ananda, es en presencia del Buddha, en el centro de una gran asamblea compuesta por los dioses[12] , los Mâra y los Brahmâ, los dragones divinos y los ocho guardianes del Mundo, donde el monje Dharmâkara emitió estos Votos Universales y los estableció con firmeza.

Se consagró por entero a adornar su Tierra Maravillosa. La Tierra de Buddha que produjo se extendió hasta el infinito; fue grande, excelente, única, maravillosa. Así como sólida y duradera, imperecedera e incorruptible.

Durante centenares de millones de inconcebibles Kalpa, acumuló y plantó las virtudes sin medida de un Badhisattva.

No nacían en él ni la conciencia del deseo, ni la conciencia de la cólera ni la conciencia de la maldad. En él no brotaban ni el pensamiento del deseo, ni el pensamiento de la cólera ni el pensamiento de la maldad.

No tenía la noción de una forma, de un sonido, de un olor, de un sabor, de un contacto, de un pensamiento.

Su paciencia era inalterable. Ningún sufrimiento lo afectaba. Teniendo pocos deseos, sabía contentarse. Ni la insatisfacción ni la necedad le mancillaban.

Estando en continua meditación, permanecía apacible y su sabiduría era sin trabas.

No profería palabras vanas ni engañosas. Tenía un corazón tierno, un semblante sonriente y un lenguaje amable. Cuando se le preguntaba, contestaba siempre de la mejor manera.

Era intrépido y noble, cumpliendo sus Votos sin cansarse. Siempre en búsqueda de la Ley pura, empleaba su saber en volver felices a todos los seres.

Veneraba las Tres Joyas y servía a sus maestros. Se adornaba con los grandes ornamentos de las prácticas suficientes y, así, dio fuerza a todos los seres para alcanzar la perfección.

Permanecía en la experiencia del Vacío, de lo Sin-forma y del No-deseo. Practicaba el No-actuar y el No-esfuerzo, consideraba a todas las cosas inconsistentes.

Se abstenía de palabras groseras que autoperjudican, que perjudican a los demás, que perjudican a la vez a uno mismo y a los demás.

Desarrollaba un excelente lenguaje que traía consigo ventajas para sí, ventajas para los demás, a la vez para uno mismo y para los demás.

Abandonaba su país, se despojaba de la realeza y renunciaba a riquezas y honores.

Practicaba las seis perfecciones y enseñaba a los demás a seguir los preceptos.

Durante innumerables Kalpa multiplicó sus méritos e hizo crecer sus virtudes.

Allá donde tenía el deseo de renacer, allá tomaba residencia y hacía brotar con toda naturalidad tesoros innumerables.

Instruía, transformaba y apaciguaba a todos los seres y residía en la Vía de la insuperable Verdad.

Tan pronto se convertía en amo de casa como en sabio letrado o señor de noble nacimiento; tan pronto se convertía en un guerrero como en un rey o en un santo emperador universal; o también en rey del séptimo cielo del Mundo del Deseo y alcanzaba, incluso, el estado de Brahmâ.

Constantemente honraba a todos los Buddha mediante cuatro clases de ofrendas.

No resulta posible expresar la abundancia de sus virtudes.

El aliento de su boca era puro como una flor de loto azul. De todos los poros de su piel emanaba un aroma de madera de sándalo que perfumaba a su alrededor mundos sin límites.

Su rostro era bello, bien proporcionado, ornado con signos de excelencia extremadamente maravillosos.

Sus manos derramaban constantemente tesoros innumerables: vestidos y alimentos, flores y perfumes refinados y maravillosos, parasoles, banderas y oriflamas, así como toda clase de ornamentos. Sus riquezas eran muy superiores a las de los dioses y, sin embargo, permanecía perfectamente libre.»

Dijo Ananda a Buddha:

«¿Ha llegado ya a Buddha el Bodhisattva Dharmâkara? ¿Ya ha alcanzado el Nirvâna o bien todavía no se ha convertido en Buddha y aún vive en el mundo?»

Respondió Buddha a Ananda:

«El Bodhisattva Dharmâkara ha llegado ya a Buddha: Actualmente reside en la dirección Oeste, más allá de una miríada de millares de mundos, y el mundo de ese Buddha se llama “Tierra de Paz y de Felicidad”.»

El Sûtra describe minuciosamente las cualidades de ese Buddha, su luz y su vida. Volviendo a examinar uno tras otro los Votos Originales, muestra cómo han sido todos realizados y da una desarrollada descripción de las maravillas de la Tierra de Paz y de Felicidad.

Las páginas que siguen abren la segunda parte del Sûttra. Se sitúan en medio de esos desarrollos.

Dijo Buddha a Ananda:

«Los seres vivos que renacen en esa Tierra residen todos en la Asamblea de los Seguros.

¿Y por qué?

Porque en la Tierra de ese Buddha no hay asamblea de hombres corrompidos ni de seres inciertos.

Todos los Buddha Tathâgata, tan numerosos como las arenas del Ganges en las diez direcciones, alaban al unísono los poderes divinos y las virtudes inconcebibles del Buddha de la Vida Infinita.

Todos los seres vivos que escuchan su Nombre, creen en él y experimentan por ello dicha, alcanzan entonces la unidad de pensamiento. Con todo su corazón, comienzan a desear el renacimiento en esa Tierra y logran renacer allí en el estado del que ya no se vuelve atrás.

No hablo de los que cometen las cinco faltas imperdonables o blasfeman contra la Buena Ley.»

Dijo Buddha a Ananda:

«Entre los dioses y hombres de todos los mundos en las diez direcciones, hay tres clases de seres que anhelan renacer en esa Tierra [13] .

Los del rango superior, abandonan a su familia, renuncian al deseo y se hacen monjes. Producen el Pensamiento del Despertar, vuelven su corazón únicamente hacia el Buddha de la Vida Infinita, cultivan todas las virtudes y emiten el voto de renacer en esa Tierra.

Cuando los seres de ese rango están a punto de morir, el Buddha de la Vida Infinita aparece ante ellos rodeado de una gran multitud de asistentes. Siguiendo a ese Buddha, van a renacer a su Tierra. Pronto renacen en el corazón de un loto formado por siete joyas en el estado del que ya no se vuelve atrás. Están dotados de sabiduría y de infalibles poderes divinos.

Por eso, oh Ananda, todo ser vivo que desee ahora contemplar al Buddha de la Vida Infinita, debe producir el Pensamiento del Despertar insuperable, cultivar todas las virtudes y hacer el voto de renacer en esa Tierra.»

Dijo Buddha a Ananda:

«En la categoría intermedia están los dioses y hombres de todos los mundos en las diez direcciones que desean renacer en esa Tierra pero no son capaces de llevar la vida de un monje ni de cultivar abundantes virtudes. Producen, exactamente igual, el Pensamiento del Despertar insuperable y vuelven su corazón únicamente hacia el Buddha de la Vida Infinita. Cultivan buenas acciones de escasa importancia, guardan abstinencia, erigen Stûpa, alimentan a monjes, cuelgan pinturas, encienden lámparas, ofrecen flores y queman inciensos, dirigiendo todos sus deseos hacia el renacimiento en esa Tierra.

Cuando esos seres están a punto de morir, el Buddha de la Vida Infinita, mediante un cuerpo milagroso, adornado de luz y con el aspecto maravilloso de un verdadero Buddha, se muestra ante ellos rodeado de una gran multitud de asistentes. Siguiendo a ese Buddha, van a renacer a su Tierra en el estado del que ya no se vuelve atrás. Sus virtudes y su sabiduría casi igualan a las de los seres de categoría superior.»

Dijo Buddha a Ananda:

«En la categoría inferior están los dioses y hombres de todos los mundos en las diez direcciones que, de todo corazón, tienen el deseo de renacer en esa Tierra aunque no son capaces de practicar todas las virtudes. Producen, sin embargo, el Pensamiento del Despertar insuperable y, volviendo su atención hacia la unidad, llegan a conceder diez pensamientos al Buddha de la Vida Infinita y hacen el voto de renacer en su Tierra.

Cuando esos seres oyen la Ley Profunda, están en la felicidad. Experimentan una fe gozosa y ninguna duda aparece ya. Llegan, así, a fijar su pensamiento en ese Buddha anhelando con corazón absolutamente sincero el renacimiento en su Tierra.

Cuando esos seres están a punto de morir, contemplan a ese Buddha como en un sueño y van a renacer a su Tierra. Sus virtudes y su sabiduría casi igualan a las de los seres de la categoría intermedia.»

Dijo Buddha a Ananda:

«Todos los Buddha Tathâgata inconcebibles, sin medida, sin límites, de todos los mundos en las diez direcciones, no dejan de alabar los poderes divinos del Buddha de la Vida Infinita.

En las Tierras de Buddha de la dirección Este, tan numerosas como las arenas del Ganges, todos los Bodhisattva sin medida y sin número se llegan junto al Buddha de la Vida Infinita. Lo veneran y le presentan ofrendas.

Así es como actúan todos los Bodhisattva y sus discípulos: escuchan y reciben en masa los Sûtra, propagan la Ley y cambian la conducta (de los seres).

Y eso se repite al Sur, en el Oeste, al Norte, en las cuatro direcciones (intermedias), así como en el Zenit y en el Nadir.»

Entonces, el Venerado del Mundo, una vez entregada su enseñanza, pronunció los siguientes poemas:

1. «Todas las Tierras de Buddha de la dirección Este
Son tan numerosas como las arenas del Ganges:
Todos los Bodhisattva de esas Tierras
Van a rendir visita al Buddha Infinito.

2. Al Sur, en el Oeste, al Norte en los cuatro puntos intermedios,
En el Zenit, en el Nadir, ocurre lo mismo:
Todos los Bodhisattva de esas Tierras
Van a rendir visita al Buddha Infinito.

3. Todos esos numerosos Bodhisattva
De todas partes ofrecen flores divinas y maravillosas;
Joyas, perfumes, vestidos inestimables;
Presentan ofrendas al Buddha Infinito.

4. Al unísono, tocan músicas celestes
Y por todas partes propagan sonidos de armonía perfecta
Cantan en homenaje al Ser más excelente;
Presentan ofrendas al Buddha Infinito.

5. “Llegado a la cúspide de los poderes divinos de la sabiduría,
Tú has atravesado la Puerta de la Ley Profunda.
Has acumulado con suficiencia el Tesoro de las Virtudes
Y tu sabiduría es sin par.

6. El Sol de tu Conocimiento brilla sobre el mundo
Y dispersa a la nube del nacimiento y de la muerte.”
(Al decir esto) se volvieron tres veces con respeto
Y saludaron al Supremo Venerado.

7. “Vemos esta Tierra absolutamente pura,
Tan delicada y maravillosa que es difícil de concebir.
Con objeto de producir el Corazón sin límites,
Anhelamos que nuestro mundo se le parezca.”

8. Como respuesta, el Buddha Infinito
Cambia de rostro y se pone a reír alegremente.
Sale de su boca una luz inestimable
Que aclara los mundos de las diez direcciones.

9. Esa luz envuelve su cuerpo
Por tres veces y lo penetra por completo.
Todos los dioses y hombres
Comienzan a exultar de gozo y dicha.

10. El Gran Sabio Avalokitesvara
Pone orden en su vestido y se prosterna preguntándole:
“¡Ojalá pueda Buddha explicarnos
Lo que significa sólo reírse!”

11. La voz de Buddha envuelve como el trueno
Emitiendo los ocho sonidos agradables y maravillosos:
“Ahora, doy la predicción a los Bodhisattva,
Ahora, les testimonio mi afecto. ¡Escuchadme bien!

12. Conozco perfectamente los deseos
De los Grandes Sabios llegados de las diez direcciones:
Anhelan poseer una Tierra absolutamente pura.
Yo les predigo, ahora, que llegarán a Buddha.

13. Se percatan a la perfección
Del sueño, el espejismo, el eco que son todas las cosas.
Cumplen con todos sus maravillosos Votos
Y necesariamente su Tierra será pura.

14. Saben que todas las cosas son como el relámpago o la sombra.
Recorren hasta el final el Sendero de los Bodhisattva,
Acumulan todas las virtudes.
Yo les predigo, ahora, que llegarán a Buddha.

15. Penetran hasta el fondo en la experiencia
De que todas las cosas están vacías y sin ‘yo’.
Que su Tierra de Buddha sea pura es su único deseo:
Necesariamente su Tierra llegará a ser así.”

16. Todos los Buddha dicen a los Bodhisattva:
“Id a escuchar al Buddha de Serena Existencia.
Escuchando la Ley, recibiéndola con gozo y practicándola,
Quienes sufren logran vivir en un lugar puro.

17. Llegando a esa Tierra absolutamente pura
Consiguen, también, los poderes divinos.
Junto al Buddha Infinito, necesariamente
Reciben la predicción de su futuro Despertar.

18. Por el poder del Voto Original de ese Buddha,
Quienes escuchan su Nombre y desean renacer (en su Tierra)
Se dirigen todos a ese mundo
Donde naturalmente alcanzan el estado del que ya no se vuelve atrás.”

19. Los Bodhisattva, llenos de entusiasmo,
Anhelan que su mundo sea semejante a ése.
Animados por un pensamiento de amor universal,
Proclaman todos el Nombre (de Buddha) en las diez direcciones.

20. Para que los innumerables Tathâgata reciban dones,
Despegan hacia todas las Tierras
Y las veneran con alegría. A continuación, van
Y vuelven a la Tierra de Serena Existencia.

21. Si alguno no posee ninguna raíz de bien,
No puede conseguir escuchar este Sûtra.
Si se purifica gracias a los preceptos,
Entonces, logra escuchar la Buena Ley.

22. En el pasado ha visto al Venerado del Mundo
Y más adelante es capaz de creer en estas cosas.
Con respeto, las escucha, las acoge y las pone en práctica:
Entonces exulta de alegría y dicha.

23. Al arrogante, al vicioso, al indolente,
Les resulta difícil creer en esta Ley.
Quien ha visto a los Buddha en el pasado,
Escucha con felicidad cómo es enseñada.

24. Los discípulos o los Bodhisattva
No son capaces de captar el Corazón de la Sabiduría.
Se parecen a un ciego de nacimiento
Que pretendiese servir de guía a la humanidad.

25. El océano de Sabiduría del Tathâgata
Es profundo, inmenso, sin orillas y sin fondo.
Los seres de los dos Vehículos no pueden penetrarlo.
Sólo pueden los Buddha, de manera clara y perfecta.

26. Si todos los seres
Ponen todo en práctica para lograr la Vía,
Que es el puro saber del Voto Original,
Si reflexionan sobre la Sabiduría de Buddha durante innumerables Kalpa.

27. Escrutando tanto como puedan sus enseñanzas
Y repitiendo su vida, no pueden comprender
La Sabiduría de Buddha, que es sin límites.
Tan pura es.

28. Difícil es conseguir una larga vida
Y aún más difícil vivir en la época de un Buddha.
A los hombres les resulta difícil creer en la Sabiduría:
Si se oye hablar de ella, hay que entregarse de todo corazón.

29. Quien ha podido escuchar la Ley, no debe olvidarla,
Sino contemplarla, venerarla, guardarla, celebrarla con grandeza.
Y yo seré su amigo de bien:
Formulo, ahora, esta resolución.

30. Mientras el mundo va hacia su final y se abrasa,
Es necesario atravesar a la otra orilla de la gran corriente del nacimiento y la [muerte
Esforzándose en escuchar la Ley
Y practicar, desde ahora, la Vía de Buddha.»


NOTAS

[1] Los cuatro primeros Votos muestran que los habitantes de la Tierra Pura son iguales en felicidad y dignidad.

[2] Los Votos 5 a 9 se refieren a los Cinco Poderes sobrenaturales (Abhijnâ) de Buddha.

[3] La Asamblea de los Seguros engloba a todos aquellos que tienen la certeza de llegar a Buddha sin recaer ya jamás en los estados dolorosos de la existencia. Se forma parte de ella desde que se tiene fe en el Nembutsu.

[4] Los seres de la Tierra Pura están liberados de la necesidad de renacer, si bien pueden hacerlo por compasión.

[5] Una vez nacido en la Tierra Pura, se está fijado a un alto grado espiritual. Los Bodhisattva de las prácticas ordinarias cumplen, además, el bien para ganar méritos. Aquellos de los grados superiores, fijados en el pensamiento de Buddha, que es su verdadera naturaleza («Presencia inmediata»), irradian con completa naturalidad sobre todos los seres. Las actividades salvadoras de los Bodhisattva están descritas en la segunda parte del Voto.

[6] Este y los siguientes Votos muestran que en la Tierra Pura se es capaz de dominar todas las dificultades.

[7] Este Voto se interpreta como la afirmación de que las mujeres también llegan a Buddha gracias al Nembutsu. A su vez, refleja un contexto histórico: la mujer era siempre dependiente, bien de su padre, bien de su marido, bien de sus hijos, y recibía una educación consecuente con ello. Muchos pensaban que, por este hecho, no podía alcanzar un alto nivel espiritual. Los libros del Gran Vehículo difundieron la idea de que las mujeres también llegan a Buddha..

[8] Estas manifestaciones exteriores de respecto son corrientes en Oriente y no implican de suyo un significado religioso. En la Escuela de la Tierra Pura, la veneración de la imagen de Buddha y las ofrendas, facultativas, son consideradas como prácticas auxiliares que predisponen al corazón para la fe perfecta.

[9] Algunos pensaban que si no se practica una larga ascesis no se puede lograr la felicidad apacible. Este Voto afirma que la felicidad se obtiene rápidamente gracias al Nembutsu y que, con toda naturalidad, le sigue la santidad.

[10] El Despertar de la Igualdad es un estado de espíritu en el que todo es visto de manera ecuánime. Evoca también la Gran Compasión que -abarca igualmente a todos los seres sin discriminación.

[11] La Fuente de las Virtudes es el Nombre de Amida que todos pueden acoger en la fe y expresar por el Nembutsu.

[12] El lado solemne de los Votos Originales está subrayado por esta enumeración. Puede decirse otro tanto de su universalidad, porque los enumerados representan a todos los seres: Mâra y Brahmâ simbolizan a todos los dioses; los dragones representan el mundo de las aguas, y los ocho guardianes, la tierra.

[13] Se repite aquí la división tripartita antes indicada en el «Sûtra de la Contemplación». Siempre hay matices. El «Gran Sûtra» permite representarse mejor a estas categorías de seres: la primera señala a los monjes; la segunda, a los laicos fervientes; la tercera, a los pecadores.