Texto de descarga gratis

La Doctrina Búdica de la Tierra Pura

La Doctrina Búdica de la Tierra Pura

por JEAN ERACLE

PRIMERA PARTE :: INTRODUCCIÓN A LOS «TRES SÛTRA»

Sección V. La rueda de la impermanencia

LA RUEDA DE LA IMPERMANENCIA

Por no ser separables los «Tres Sûtra» de la Ley búdica en su conjunto, es a través de ella cómo conviene explicarlos.

En la base del Budismo se halla la comprobación del mundo del sufrimiento. Así lo mostró Buddha claramente en su primer discurso en el Parque de las Gacelas de Benarés: «Esta es, oh monjes, la Noble Verdad sobre el Sufrimiento: el nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la unión con lo que odiamos es sufrimiento, la separación de lo que amamos es sufrimiento, no obtener lo que deseamos es sufrimiento. En resumen, las cinco clases de objeto del apego son sufrimiento.»

Si se examina este enunciado, nos damos cuenta de que no hace más que traducir una intuición más profunda: la de la impermanencia universal.

Esto proviene de una extrema penetración de la realidad.

Mirando atentamente el mundo exterior y todo cuanto contiene, observando el ámbito interior del espíritu, se comprueba que nada permanece, sino que todo cambia continuamente. Y este cambio se produce de una manera cíclica. Una cosa nace, crece, declina y después muere. Muerte que, a su vez, entraña un nuevo nacimiento y así sucesivamente. Sea cual fuere la interpretación que se pueda dar del hecho, puede decirse que cada uno de los seres representa como un eslabón dentro de una larga serie de existencias. Esto se verifica en todo: los objetos se desgastan, los vivos decaen, los pensamientos y los caracteres cambian, los mundos evolucionan, etc., revelando constantemente nuevas formas.

A este ciclo de nacimientos y de muertes que arrastra a todos los seres, se le llama Samsâra. Con toda naturalidad está simbolizado por una rueda que gira sin parar.

El Samsâra es el terreno de la dualidad. Todo en él está compuesto por pares de opuestos: nacimiento y muerte, salud y enfermedad, afirmación y negación, claro y oscuro, bien y mal, puro e impuro, etc. Lo que es tanto como decir que se trata del dominio de la universal relatividad, un mundo donde los seres son opacos unos para otros. Es también un universo de condicionamientos y de sufrimientos. En él los seres no se encuentran libres, porque constantemente sufren tanto los estados de su propia naturaleza como las múltiples influencias impuestas por la vida. La causa es que se aferran a lo que muere y desaparece, intentan apoderarse de lo que no está a su alcance y rechazan la realidad tal y como se presenta ante ellos.