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La Doctrina Búdica de la Tierra Pura

La Doctrina Búdica de la Tierra Pura

por JEAN ERACLE

PRIMERA PARTE :: INTRODUCCIÓN A LOS «TRES SÛTRA»

Sección VII. Los principios de la liberación

LOS PRINCIPIOS DE LA LIBERACIÓN

El objetivo de la vía búdica consiste en «salirse de los sufrimientos y tribulaciones». Esto no puede llevarse a cabo rechazando la realidad tal como se presenta, ni buscando incansablemente toda clase de bienes, espirituales tanto como materiales, sino cambiando la propia manera de ver las cosas y encontrando la actitud justa frente a la existencia.

Esta actitud es esencialmente aceptación de la realidad y no-apego a los fenómenos, es decir, lo que el «Gran Sûtra» llama «la experiencia del Vacío, de lo Sin-forma y del No-deseo». Produce un sentimiento de profunda libertad espiritual, que el mismo libro define como «No-actuar» y «No-esfuerzo».

La mayor parte de las personas están cegadas por las actividades y los deseos que llenan su vida y piensan que el no-apego budista vuelve al hombre parecido a un leño sin sensibilidad y le impide saborear la existencia. Lo cual es radicalmente falso. Cuando se es libre y sin apego en el corazón, es cuando se es feliz y cuando verdaderamente se pueden apreciar, sin resabio, todas las maravillas de la vida. Los placeres y las agitaciones que llenan el pensamiento de la gente son, en realidad, inconsistentes y vanos. Es el vacío del no-apego lo que es realmente plenitud. Por lo demás, en estas comprobaciones, como veremos, se fundamenta la distinción entre los mundos impuros donde sufren los seres y la Tierra de Pureza, que es la propia felicidad del Buddha «cristalizado».

En consecuencia, lo esencial de la práctica del Budismo es una cultura mental. Si el hombre sufre, es porque su espíritu funciona mal o, como dice el «Sûtra de la Contemplación», porque su espíritu «está enfermo y es grosero». Se dice que el hombre está sumergido en la ignorancia (Avidyâ), porque no sabe disponer sus pensamientos. Cuando disipa esta errónea manera de ver, se dice que se despierta y se convierte en Buddha, es decir, «Despierto», «Iluminado».

El estado de profunda paz espiritual resultante de esta nueva manera de ver se llama Nirvâna, «Extinción del sufrimiento». Se trata de una experiencia permanente situada más allá de la afirmación y de la negación, del deseo y de la repulsión, del bien y del mal. Por consiguiente, es lo contrario del Samsâra, ya que trasciende toda dualidad. Sin embargo, no es diferente de él en el sentido de que constituye una experiencia propia de seres vivos.

El Nirvâna ha sido generalmente descrito en términos negativos, porque todos los términos que nuestra mente inventa se oponen a su negación y son, por tanto, prisioneros de la dualidad. Algunos textos, sin embargo, hablan de él en términos positivos y lo definen como un estado que perdura, una unidad interior, una felicidad sin límites, una pureza incorruptible.

En él, todos los determinismos que provienen del Karma, se suprimen. En él, todos los obstáculos y todos los lazos, desaparecen. Es no-apego y plenitud, la feliz coronación de toda vida.

Este es el contexto en que se inserta la filosofía de los «Tres Sûtra». Filosofía que puede reducirse a tres elementos principales que serán el objeto de los capítulos siguientes: el Buddha Amitâbha y sus Votos Originales; la Tierra de la Suprema Felicidad; y, finalmente, la práctica del Nembutsu.