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La Doctrina Búdica de la Tierra Pura

La Doctrina Búdica de la Tierra Pura

por JEAN ERACLE

PRIMERA PARTE :: INTRODUCCIÓN A LOS «TRES SÛTRA»

Sección XV. El renacer en el «Sûtra de Amida»

EL RENACER EN EL «SÛTRA DE AMIDA»

El sabor único de todas las enseñanzas búdicas es el de la liberación. Los «Tres Sûtra» no predican otra cosa. Sin embargo, en ellos la liberación toma el aspecto de renacimiento en la Tierra de la Suprema Felicidad.

Renacer en la Tierra de Pureza se revela, pues, como el punto central de los «Tres Sûtra». La causa de este renacimiento constituye su cuestión fundamental. Cada uno de ellos responde a esta cuestión a su manera, si bien sus diferentes respuestas se muestran complementarias.

Escuchemos en primer lugar lo que dice el «Sûtra de Amida»:

«Sâriputra, no puede nacerse en esta Tierra mediante raíces de bien o virtudes de poca importancia.

Sâriputra, si hijos o hijas de bien oyen hablar del Buddha Amida y guardan su Nombre durante un día, o dos, o tres, o cuatro, o cinco, o seis, o siete días, con un corazón unificado y sin agitación, en el momento de su muerte el Buddha Amida aparecerá ante ellos con toda la multitud de Santos. En el momento de morir su corazón no desfallecerá: al punto, obtendrán el renacimiento en la Tierra de la Suprema Felicidad del Buddha Amida.

Sâriputra, he dado esta enseñanza porque he visto el efecto y la causa. Todos los seres vivos que la escuchen deben emitir su voto de renacer en esa Tierra.»

Como se ve, la respuesta es simple: hay una causa, hay un efecto.

El efecto es el renacimiento. Al morir se tiene acceso al plano de consciencia sin apegos que es el de los Buddha. Otro efecto, que «el corazón no desfallecerá» ante la muerte próxima; dicho de otro modo, que la muerte será tranquila y confiada.

La causa, es la guarda en el corazón del Nombre de Amida. Guardar el Nombre es pensar en Buddha como supremo ideal de vida. Pensar en Buddha cristaliza en la recitación del Nombre. Hay que resaltar, a este respecto, que esta recitación se realiza en calma y con confianza, «con un corazón unificado y sin agitación». La mención de los días hasta siete, sugiere que esta práctica debe ser algo duradero, incluso de continuo, que el recuerdo de Buddha sirva como telón de fondo a todas las actividades de la vida.

El final del citado pasaje añade, a la invocación confiada del Nombre, otro elemento: «el voto de renacer en esa Tierra». Recitar el Nombre de Amida carece de significado si no se está resuelto a tener acceso al plano de consciencia que la Tierra Pura simboliza.

El Sûtra subraya, en otro lugar, la eficacia de este voto:

«Sâriputra, si hay seres que, en el pasado, han emitido el voto de renacer en la Tierra del Buddha Amida, lo emiten ahora o lo emiten en el porvenir, todos ellos alcanzarán, sin nunca más retornar, el Supremo y Perfecto Despertar. Han nacido en esa Tierra en el pasado, nacen en ella ahora o nacerán en el porvenir.»

El conjunto de la práctica deriva evidentemente de la fe que se tenga en este Sûtra. Esta fe es una disposición interior muy importante, punto sobre el que insiste el Sûtra de manera muy solemne. Todos los Buddha de las diversas regiones del espacio invitan a los seres a creer en esta enseñanza; por todas partes resuena su voz diciendo: «Vosotros también, multitud de vivientes, desarrollad en vosotros la fe en este Sûtra que alaba las virtudes inconcebibles del Buddha Amida protegido y proclamado por todos los Buddha.»

Creer en el Sûtra, es colocado al mismo nivel que guardar el Nombre de Amida.

«Sâriputra, si hijos o hijas de bien oyen hablar de este Sûtra, lo reciben y lo guardan, así como el Nombre anunciado por todos los Buddha, esos hijos o esas hijas de bien serán protegidos y alabados por todos los Buddha. Todos ellos alcanzarán, sin nunca más retornar, el Supremo y Perfecto Despertar.»

Creer en el «Sûtra de Amida», efectuar el voto de renacer en la Tierra Pura y guardar con confianza en el corazón el Nombre de Amida: esa es la vía de liberación que este Sûtra enseña.